2/5/12

Jugar un poco.

Si no le metés ilusión, la vida, por momentos, puede resultar un poco dura.

Cuando eras chica y jugabas a las muñecas, a la maestra, a disfrazarte,  etc., imaginabas todo un mundo y existía la ilusión de que todo eso, cuanto imaginabas, era posible.

Mirá, a riesgo de que pienses que estoy más loca que un plumero, quiero confesarte que yo aún juego. Lo hago cuando me tengo que vestir.

En el momento en el que me paro frente a mi vestidor, pienso unos minutos, no solo quién TENGO que ser hoy, sino quién QUIERO ser hoy. Pongo en consideración las cosas que me tocan encarar este día ,como dueña de una tienda, como estudiante (tomo clases de francés), como escritora (si voy a mi taller literario), como madre de tres niños (si tengo que ir a una reunión de colegio); o, si lo fuera, como jineta de equitación. Constantemente intento encontrar el look perfecto que amalgame varios aspectos de mi vida, pero que también me permita volar un poco con la persona que quiero ser. Puedo soñar, por ejemplo, que cuando voy a la clase de francés, estoy en París (Buenos Aires que es para mí una ciudad tremendamente glamorosa, me ayuda a sumar ilusión), y me visto acorde a ese glamour que se dispara. Elijo mis prendas como si fuera una mujer parisina y, quizás, hasta me anime a ponerme una boina en sesgo, por qué no.

Te dejo pensando. Volver a la época del juego es, en el fondo, algo que todo adulto siempre desea, es volver a ese paraíso en donde no se distinguen sueños de realidades, y la vida es simple e indolora. Ojalá te divierta. 

Y, después de todo, soñar es gratis.

Besos,

Carmen. 


2 Looks que me gustan: 


El balcón de lo de mi abuela.